Hablemos de referencias laborales

Cuando hemos participado de algún proceso de selección y nos encontramos en alguna etapa más avanzada, es normal que nos soliciten datos de nuestros ex jefes, o también llamadas, referencias laborales.

¿Para qué se piden?

En general, es para que el posible nuevo empleador pueda obtener información valiosa sobre mi desempeño en mis trabajos pasados, a modo de predecir en la medida de lo posible, mi desempeño futuro. Es una etapa que irá a complementar información ya recabada en las entrevistas y pruebas aplicadas.

A continuación, hablaremos de algunos consejos importantes a considerar en cuanto a mis referencias:

– Mantener estos contactos actualizados es de vital importancia. Esto, debido a que, si nos piden estos antecedentes, es ideal que los tengamos a mano y podamos ser ágiles respecto a su entrega, a modo de facilitar el proceso y mostrarnos abiertos a colaborar.

– Entregar dichos datos sólo si son solicitados. No es necesario indicarlos en nuestro CV, ya que, al ser datos personales de terceros, es mejor resguardarlos. Junto con cualquier documento adicional, como por ejemplo, los certificados de título, las referencias son “a pedido”, es decir, las entrego cuando me son solicitadas explícitamente.

– Considerar que nuestras referencias válidas son quienes fueron nuestras jefaturas directas. A la empresa solicitante o al evaluador, no le será de mayor validez la referencia de una persona que no conoce mi trabajo, por lo que es importante ser transparente con aquella información y brindar los datos de los que fueron mis jefes directos en cada trabajo. Por ejemplo, entregar como referencia a un colega podría no ser válido para el evaluador, ya que, en términos jerárquicos fuimos pares, por lo que no hubo una relación de subordinación. Al no haberme supervisado directamente, sus apreciaciones sobre mi desempeño pueden ser vagas o menos válidas.

– En el caso de que mi relación laboral finalizó en malos términos con mi jefatura, es importante considerar si estoy dispuesto a entregar sus datos, ya que no sé si aquello podría más que perjudicarme, por lo que, en esos casos, es mejor buscar una referencia alternativa, como por ejemplo, una jefatura indirecta en la misma empresa (alguien de rango jerárquico superior como el jefe de mi ex jefe, una jefatura indirecta o un jefe anterior que ya no se encuentra en dicha empresa).

Avisarle previamente con mis referentes si estoy en un proceso de selección. Resulta poco práctico entregar los datos de alguien y no hablar con esa persona previamente, indicarle primero si puedo tenerlo como referencia y, si es así, transmitirle que eventualmente podrían llamarlo, ya que me encuentro en un proceso activo de selección, a modo de que se encuentra al tanto de que podría ser contactado.

En el caso de que me soliciten mis referencias y me encuentre actualmente trabajando, puedo negarme a dicha solicitud señalando que mi jefatura no se encuentra al tanto de mis postulaciones, por lo que, acceder a él, podría significar un perjuicio hacia mi trabajo. En dichos casos, es importante contar con alguna referencia pasada, o si es el caso, una jefatura pasada en la misma empresa puede servir en estos casos. Esto no es mal evaluado, por lo que no hay que temer en plantearlo al evaluador. Puede ocurrir que mi jefatura ya no esté en la misma empresa, lo cual tampoco será un problema, mientras mantenga sus datos de contacto y estos se encuentren actualizados, es totalmente válido.

Finalmente, es importante saber que cada día estos datos son más solicitados. Negarme a estos o no enviar los datos con la debida transparencia, podría significar un perjuicio hacia mi postulación, dar cuenta de poco compromiso y/o de ocultar alguna información que no deseo se devele.

Como último consejo, se sugiere tener estos datos a mano, actualizados y dispuesto a brindarlos. Son parte del proceso de selección y eventualmente, podrían determinar mi futuro en este.

Carolina Yuseff

Orientadora Laboral