Si bien la lucha de las mujeres por posicionarse en el ámbito laboral hoy ya no es un objetivo en sí mismo, sí lo sigue siendo el recibir las mismas oportunidades y el reconocimiento que los hombres por defecto obtienen con mayor facilidad, especialmente mientras más nos acercamos a cargos directivos o de alta responsabilidad.
Se ha instalado una brecha en torno a lo que las mujeres piensan de sí mismas y se sienten capaz de hacer laboralmente versus aquello que el mercado laboral les permiten y da cabida. En este sentido, surgen aprensiones ancladas en mitos y prejuicios que contribuyen a mantener rigidez en la percepción de los roles de lo masculino y femenino, condición que aún se refleja en distintos escenarios, siendo en los procesos de selección una instancia donde se palpa particularmente esta realidad; donde muchas mujeres finalizan estos procesos con la clara sensación de haber sido excluidas por elementos ajenos a sus capacidades laborales, aunque la respuesta de su contraparte haya sido diplomática y muy cuidadosa para evitar develar los reales motivos: “tiene hijos”, “debe alternar sus tareas laborales con las de la casa”, “podría ser inestable su nivel de compromiso”, “¿y si tiene que viajar?”, y otras múltiples fantasías que surgen en los procesos cuando consideran la posibilidad de integrar en ellos a candidatas mujeres en cargos que consideran estratégicos.
Esta dinámica ha contribuido a que muchas mujeres hoy buscan ser madres tardíamente o, definitivamente, no serlo. Cada vez es más común ver mujeres competitivas, dedicadas 100% a desarrollarse profesionalmente, buscando constantemente cómo distinguirse y estar en iguales condiciones que los hombres al momento de tener la posibilidad de acceder a mejores oportunidades.
En esto estaban gran parte de ellas cuando la pandemia trajo innumerables despidos, especialmente en los rubros donde se observaba mayor ocupación femenina, como es el de servicios, manufactura, comercio, entre otros, lo que afectó de manera dramática a muchas mujeres y las recluyó en sus casas. Es sabido que la pandemia generó un retroceso de 10 años respecto a la participación femenina como fuerza laboral, lo que se sustenta especialmente por ser ella el motor de contención familiar en un escenario donde, por ejemplo, el cuidado de los hijos requirió su presencia permanente y con ello la necesidad de poner en pausa su propio desarrollo y continuidad laboral. Además, ha contribuido a ello el pensamiento instalado de considerar los ingresos de la mujer como un “complemento” de la renta familiar, por lo tanto, del que se puede prescindir con mayor facilidad.
Ahora, seamos optimistas, aun cuando los cambios orientados a promover la igualdad de género deben ser impulsados en gran parte por un cambio cultural de las empresas para potenciar prácticas de inclusión permanente, las mujeres pueden contribuir paulatinamente a su propio bienestar laboral estando atentas frente a las primeras decisiones que enfrentan al momento de activar un proceso de búsqueda laboral.
En este sentido, la recomendación es estar alertas a las señales que les vayan confirmando su interés por el cargo y la empresa a la que te encuentras postulando o, por el contrario, alertando sobre la conveniencia de desistir del proceso y canalizar tu búsqueda hacia otra dirección.
En este sentido, es clave que sepas reconocer el tipo de empresa que promueve la igualdad de género, a fin de concentrar toda tu energía y esfuerzo en ser parte de alguna de ellas.
Entonces, les recomendamos estar atentas a algunas características que destacan a este tipo de empresas:
1.- Planes de desarrollo claros y definidos:
Idealmente la empresa debe contar con procesos establecidos y normados para acceder a planes desarrollo de carrera, evitando la posibilidad de topar con decisiones que limiten este crecimiento y respondan a caprichos personales o análisis subjetivos de las personas que tuvieran el rol de facilitar este proceso.
2.- Modelo de trabajo Híbrido:
Hoy trabajar de manera remota está lejos de ser algo excepcional a la regla. Muchas empresas han incorporado definitivamente esta modalidad de trabajo, la cual sin duda aumenta la posibilidad de permitir a muchas mujeres continuar ejerciendo roles relevantes dentro de la familia y conjugar éstos con su propio desarrollo laboral.
3.- Averigua la cantidad de mujeres que ocupan cargos directivos:
Sin duda es un reflejo de la cultura de empresa y de las dinámicas internas que acompañan la experiencia de las mujeres en dicha organización, impresión desde la cual puedes empezar a proyectarte y visualizar la facilidad que tendrás de crecer en ella.
4. Beneficios familiares:
Que existan o no beneficios para la familia hace la diferencia, por ejemplo, ¿cuenta la empresa con bono escolar para los hijos?, ¿bono por inicio de clases?, ¿por buenos promedios de notas?, etc. Estos son indicadores para tener presentes y que dan cuenta de la relevancia que la empresa le da a un ámbito de vida tan importante como es la familia y, que constituye un motor de motivación y compromiso hacia la empresa si las mujeres perciben ese reconocimiento.
Así como éstos hay otros elementos que pueden orientar tu proceso de búsqueda al momento que transites por las distintas etapas de los procesos de selección donde participes. La invitación es a activar estratégicamente tu búsqueda, que tu talento y el aporte con que puedas contribuir en una empresa no queden dormidos, ¡BUSCA EL LUGAR DONDE BRILLEN!
Paola Stela
Orientadora Laboral.