Presta atención a la siguiente situación y considera cuanto te identificas con ella.
Partes el día con el firme propósito de enfocarte en la búsqueda de trabajo, te sientas frente al computador con el fin de iniciar el proceso. Comienzas buscando formatos de CV, ¿con diseño o sin diseño?, continuas, con el resumen laboral, ¿pongo todos mis cursos?, ¿tener poca/mucha experiencia afectará la postulación?, ¿poner mi emprendimiento me suma o me resta?, estás incomodo… hacer esto no está resultando tan fácil luego de un rato decides que hoy te enfocarás en hacer limpieza, los vidrios de tu casa han esperado mucho y el tema se volvió urgente…. hoy no es el mejor día para abordar la búsqueda laboral.
Luego de un par de semanas, “distintas situaciones” te han impedido avanzar en el proceso de búsqueda, ya sea en terminar tu CV, tener más información para esa postulación on line o llamar a ese amigo que te puede recomendar. ¿Permanentemente surgen situaciones importantes que demandan tu atención y energía y de uno u otro modo te han impedido avanzar en el proceso?
Atención, es muy probable que estés procrastinando. ¿Qué significa esto? Procrastinar implica aplazar una tarea que de algún u otro modo nos terminará perjudicando. Pero y si es así ¿por qué lo hacemos?, bueno resulta que procrastinar no es un acto tan voluntario, pero si mal adaptado, donde postergamos una tarea debido al malestar emocional, fisiológico o mental que dicha labor nos genera.
¿Quién podría acusarnos de flojera o falta de decisión, si hemos destinado nuestro tiempo y energía al desarrollo de otros trabajos arduos e importantes? La procrastinación nos permite evitar la situación desagradable con un menor grado de culpa porque igualmente “hemos estado ocupados”.
El estar desempleado no solo nos afecta económicamente, sino también psicológica y socialmente en diversos grados que generan repercusiones como: baja autoestima, disminución de las relaciones sociales, sentimiento de impotencia, frustración, autoculpa, inseguridad, sentimiento de desamparo. Todas estas emociones son suficientemente potentes como para querer evitar.
Y entonces, ¿Qué podemos hacer? Tomar conciencia de la importancia de nuestro estado emocional y además gestionarlo, es decir ocuparnos de él. Quienes abordan las emociones en el proceso de búsqueda tienen mayores posibilidades de enfrentar satisfactoriamente el proceso.
Acá te dejamos algunos consejos para que te ayuden a enfrentar de mejor modo la procrastinación:
- Detecta que estas cayendo en esta conducta, ¡pero no te culpes! Es una respuesta más habitual de lo que parece, aun así no pierdas de vista que no es funcional una respuesta funcional, es decir, solo empeorará las cosas, la solución es hacer frente al malestar emocional que nos lleva a procrastinar.
- Define objetivos concretos y medibles, asígnales un tiempo determinado y enfócate en cumplir con ese plazo, por ejemplo, para realizar tu CV asigna un tiempo (50 minutos para buscar formatos) y luego 1 hora para realizar el resumen laboral.
- Enfócate en terminar la tarea que definiste, aunque no te parezca perfecta, lo importante es no postergar, de este modo verás que la incomodidad o malestar se reduce de forma significativa cuando sientes que puedes enfrentar la tarea, aumentará tu auto percepción de competencia.
- ¡Pide ayuda! Si se te hace difícil partir o encontrar el espacio coméntale a un cercano lo que te está pasando, pídele apoyo para no ser interrumpido y para que te dé su opinión en caso de que lo requieras, aunque no los creas compartir la situación te hará sentir que la tarea es menos pesada.
Fortalecer el bienestar y la autonomía emocional ante la situación desempleo es parte del trabajo a desarrollar en este proceso de búsqueda laboral, infórmate y apóyate.
Éxito en tu enfoque y búsqueda.
Marcela Cabrera
Orientadora Laboral